ERICA STELLINI – Experiencia de Voluntariado SCAMPIA – ITALIA
ERICA STELLINIExperiencia de Voluntariado SCAMPIA – ITALIA
Scampia es un barrio de 80.000 personas, situado en la periferia de Nápoles creado tras el terremoto de 1980. En pocos años aquella zona de la ciudad se llenó de grandes construcciones, de casas populares destinadas a acoger a los que se habían quedado sin vivienda.
El proyecto urbanístico es bueno. Hay calles amplias y espacios verdes. Pero los edificios son altos y muy estrechos. Se construyeron varias pirámides gigantescas para literalmente “almacenar” a la gente, que han resultado lugares realmente inhumanos. Este tipo de vivien-das no ha tenido buenos resultados.
En Scampia no se ven turistas, impera la ley del más fuerte y nunca se ve ni se oye nada. La camorra se ha apoderado de todo el barrio. Así pues vivimos en un barrio con grandes pro-blemas que solucionar tanto para jóvenes como para mayores.
Es aquí donde desde hace unos pocos años se ha abierto una comunidad que atiente un centro de intervención socio-educativa que lleva el precioso nombre de “CasaArcobaleno” (Hogar Arco Iris). Aquí se atiende sobre todo a adolescentes y jóvenes en situación de riesgo y fracaso escolar.
Además, el Centro también sirve de punto de encuentro para diversas actividades del barrio: cursos de formación, jornadas de voluntariado, dormitorio para grupos que vienen a realizar actividades en el barrio… y hasta es el lugar de unas jornadas de arte donde se plantea, desde la creación, el arte y la cultura, la posibilidad de abrir nuevas vías de entendimiento y confraternización entre los habitantes del barrio.
Junto con la comunidad, ha colaborado un pequeño grupo de voluntarios del “Servicio Civil” italiano que trabajan 6 horas al día por un sueldo de € 430 mensuales.
El blog de “La Salle Scampia” se abre con este mensaje revelador del proyecto educativo de CasaArcobaleno:
Compartir el camino de la comunidad con amigos y amigas… para dejarnos transformar de la pasión por Cristo que nos lleva a abrazar su pasión por una humanidad sufriente y caminar hacia nuevos lugares sin fronteras para iniciar una nueva praxis, con nuevas estructuras a partir de la doble y única exigencia del Evangelio.
Es aquí donde encontramos este curso a la Sr. Erica Stellini, Signum Fidei de Italia. A ella le hemos formulado unas preguntas para que nos cuente su experiencia de voluntariado.
¿Quién es Érica Stellini?
Nací en un pueblecito cercano a Génova. Era un 8 de marzo de 1944. La noche en que nací, hasta el hospital en el que estaba mi madre fue bombardeado. Hasta tres veces más estuve a punto de morir por culpa de la guerra. Dios me salvó, entre otras cosas, para poder estar hoy en Scampia.
Hice la carrera de arquitectura. Casada, tengo un hijo de 31 años. Durante algunos años he enseñado en la escuela estatal y ahora estoy jubilada. Conocí el mundo Lasaliano cuando mi hijo estudió Primaria y Secundaria en el colegio de La Salle de Génova. Aquí empecé haciendo actividades de voluntariado. Cuando se cerró este colegio colaboré en el Centro Social La Salle, fundado por el H. Verbenesi, el último director. En Génova funcionaba un grupo de Signum Fidei. Atraída por la espiritualidad Lasaliana ingresé en este grupo hace ya quince años.
¿Puedes decirnos una palabra sobre “tu comunidad” y tu nuevo hogar?
Nuestra comunidad está formada por el H. Enrico Muller, director, el H. Raffaele Lievore, el H. Roberto, un joven Hermano de de Brasil y yo.
Vivimos en el 10º piso de un edificio popular. Es una vi- vienda alquilada. Tenemos dos habitaciones libres para huéspedes. Vivir en este lugar ha sido una elección de los Hermanos que iniciaron el proyecto, porque deseaban vivir en el mismo ambiente e inmersos en los mismos problemas sociales que experimentan los jóvenes que atendemos en el Centro educativo.
¿Cómo es la vida en vuestra comunidad?
Por turnos preparamos la comida y limpiamos la casa, como siempre he hecho en mi propia casa. También las oraciones son animadas por todos y cada uno la prepara con la mayora libertad.
Me siento bien y acogida en la comunidad. Conocía a los dos Hermanos italianos desde hace años. La vida en comunidad me ha ayudado a profundizar en el conocimiento de esta realidad. Este tipo de vida comunita-ria tiene un gran parecido con la vida de una familia formal. Es algo que me ha permitido sentirme “en casa” desde el primer momento. Además, muchas familias del barrio no sólo nos aceptan sino que se han hecho amigas y nos apoyan, aunque entre sus miembros haya algunos pertenecientes a la Camorra.
¿Cómo nació la idea de vivir esta experiencia?
Mi deseo de vivir una experiencia de voluntariado de un año, viviendo con una comunidad de Hermanos, ha sido madurado durante mi proceso de ser Signum Fidei, pero sólo ha sido posible realizarla cuando he quedado sola en casa, dado que mi hijo se fue a California a hacer los estudios universitarios y se haquedado allí trabajando como profesor. En diálogo con el H. Visitador de Italia fuimos encontrando la forma y el momento más adecuado para que yo pudiera venir aquí.
¿Qué es lo que más valoras de todo lo que estás viviendo este curso?
De este momento que estoy viviendo destacaría la vida comunitaria con los Hermanos, porque me permite participar plenamente en su vida de consagrados, una vida que es toma-da por nosotros, Signum Fidei, como referencia. Oración y eucaristía diaria, encuentros de oración con otros religiosos y religiosas, jornadas de retiro espiritual una vez al mes, ple-namente conscientes de estar viviendo el Proyecto de Dios.
¿Por qué vivir una experiencia de voluntariado en comunidad?
Sin duda, la experiencia de voluntariado se puede hacer también desde la propia casa, pero una experiencia de aproximación a la vida consagrada sólo se puede hacer viviendo durante un tiempo lo suficientemente prolongado, en una comunidad religiosa, como es la de los Hermanos
En esta experiencia de vida se viven momentos de mística, de profecía y de misión, todo al mismo tiempo. Pienso que no sería lo mismo si la experiencia se viviera fuera de la comunidad religiosa, de la modalidad que sea.
¿Cuál es tu trabajo o tu misión en este proyecto?
Mi quehacer en Scapia es múltiple. Unas tardes enseño francés a nuestros muchachos de CasaArobaleno que se preparan para el examen de ingreso a lo que aquí llamamos 3ª Media. Otras tardes ayudo a hacer las tareas escolares a grupos de alumnos en una casa de unas reli- giosas con las que colaboramos en proyectos conjuntos. Voy con nuestro “Camper Scuola” (Coche-escuela) al barrio de los gitanos rumanos a trabajar en alfabetización de adultos. Una mañana ayudo en la iglesia de los Jesuitas para colaborar en la acogida y atención a personas que solicitan ayuda, también económica. Lo que yo hago es un tercio de lo que hacen los Hermanos. No me explico cómo pueden mantener un ritmo de trabajo tan duro.
¿Aconsejarías a otros vivir esta misma experiencia?
Comienzo a sentir en mi entorno a personas (también mujeres) que querrían realizar mi misma experiencia, pero han de esperar a que todos los hijos se hagan independientes. Toda persona de una cierta edad debe primero cumplir y completar su misión familiar y estar libre de otros compromisos. Mi aspiración sería que el matrimonio pudiera vivir esta experiencia de comunidad formando comunidad con los Hermanos. Creo que sería enriquecedor tanto para el matrimonio como para los Hermanos.
Si todo esto está en el proyecto de Dios, seguro que dará fruto y la mía no será una experiencia aislada. Quiero decir a todos que es hermoso vivir en Scampia con los Hermanos y deseo que muchos puedan vivir esta experiencia.
Br. Alberto Gomez Barruso
Asesor Internacional Signum Fidei