Para mí Lola, no ha sido una amiga, ha sido una hermana, y así nos hemos llamado muchos años. La conocí en el Colegio cuando sus hijos eran pequeños y desde entonces hubo entre nosotros unos lazos que se fueron estrechando de tal manera, que nuestro camino lasaliano lo recorrimos en una unión muy especial y fuimos al unísono en ese proceso de formación que los Hermanos nos iban ofreciendo.
Hemos hecho muchas cosas juntas en esta andadura hacia la espiritualidad de la Salle hasta llegar por la gracia de Dios y con el permiso de los Hermanos a ser Signos de Fe. Era una persona con tantos valores que siempre me quedaría corta si tuviera que nombrarlos todos.
Con su privilegiada memoria esto la hacía más extraordinaria para muchas cosas. Siempre me he sentido muy arropada por ella. Su actitud de servicio era muy hermosa, pues se ha dado siempre con mucha generosidad.
Ha sido un gran testimonio y ejemplo de lealtad y fidelidad lasaliana para todos nosotros. Alegre, buena, inteligente y pendiente de ayudar a los demás. Conmigo no tengo palabras para describir como actuaba siempre.
Como madre era un modelo a seguir ¿Cómo ha educado y formado a esos tres hijos en todo momento? Y por si era poco Dios le ha permitido colaborar con los nietos en su crianza.
No sigo porque no terminaría nunca al hablar de ella. ¡Te quiero tanto Lola!
Remedios López de Ayala S,F.
¡¡¡GRACIAS Lola!!! . Gracias por tus consejos, por tratarme como si fueras tu hija. Por mimarme demasiado esos veranos que pasamos juntas en el Portil. Por esas charlas intentando meterme en la cabeza que yo lo valgo (aumentaste mi autoestima). Por tus buenos consejos y por estar ahí, aunque a veces pasábamos meses sin intercambiar WhatsApp y sobre todo por verme crecer.
Lourdes Gutiérrez Pizarraya