CENTRO EDUCATIVO
S. JUAN BAUTISTA DE LA SALLE
Homestead (Miami-Florida – USA)
Don José Manuel, ¿cuéntenos cuándo empezó su aventura con La Salle?
Fue en 1989. Acaba de cumplir mis 50 anos y me di cuenta, tras visitar una Misión en República Dominicana, donde estaba de misionero el Padre Avelino Fernández – que antes había sido Hermano de La Salle – que una buena parte de los objetivos de mi vida estaban cumplidos: Tenía una carrera universitaria, una situación económica segura, una familia cristina, con hijas grandes por casarse,… pero, a pesar de que siempre había sido un católico practicante, NO había pensado ni en la situación de los pobres, ni en mi vida espiritual.
En una ocasión escribí un artículo anónimo para la Revista de la Asociación de Antiguos Alumnos y lo titulé «Un Lasallista Indiferente». Aquella reflexión me hizo repensar mi vida en serio. Todos los seres humanos tenemos necesidad de romper el egoísmo que llevamos dentro, pensar en nuestra propia indiferencia hacia el otro ser humano, que necesita de nosotros, y comprometernos en hacer algo positivo por él.
Desde aquel momento me dedique a ser «Lasallista Cristiano» en todo el sentido de la palabra. Por supuesto, con mis defectos y debilidades.
En 1991, gracias al H. Pedro Acevedo, conocí la fraternidad Signum Fidei, y me comprometí con otras 3 personas como Signum Fidei. Lamentablemente, la falta de acompañamiento hizo que se perdiera el interés y el grupo se disolvió. El H. Manuel Olivé me dijo que no me desanimara, que yo seguía siendo un Signum Fidei comprometido con la Obra de Homestead, aquí en Miami.
¿Puede contarnos un poco de la historia de este Centro Educativo S. Juan Bautista de La Salle?
Un grupo de exalumnos Lasallistas de Cuba, residentes en Miami, nos sentimos llamados a servir a las personas de nuestra comunidad. Nuestra búsqueda nos llevó a South Dade Camp en Homestead, Florida.
Allí la Autoridad de la vivienda de Homestead proporciona vivienda para familias desfavorecidas de bajos ingresos. Poco más tarde, dos Lasallistas, el Sr. Oswaldo Rey y yo, nos comprometimos formalmente con el proyecto.
En abril de 1991 un grupo de exalumnos fundamos oficialmente la “Escuela Vocacional (Ocupacional) San Juan Bautista de La Salle” con el fin de ayudar a los niños de los trabajadores inmigrantes. En los meses de julio y agosto dábamos clases de inglés, mecanografía y alfabetización. Aquel mismo año los párrocos de Santa Ana invitaron a los Hermanos a colaborar en el proyecto y el H. René Hernández dio un curso de catequesis.
En 1992 el huracán Andrew destruyó todo menos nuestra fe. Seguimos adelante, y en octubre de ese mismo año se entregaba un diploma a los primeros graduados del Centro Educativo San Juan Bautista de La Salle. En diciembre de 1992 el ingeniero Mario Morales del “Homestead Housing” nos ofreció una casa para el Centro. Dos meses después iniciamos las actividades en dicha casa. Desde entonces no hemos dejado de ofrecer este servicio socio-educativo a los niños y jóvenes necesitados que vienen a nosotros.
¿Qué actividades se desarrollan actualmente en el Centro?
Homestead es un Centro de Educación No Formal. Podríamos decir que hacemos un poco de todo. Se lo explico un poco más detalladamente: Ofrecemos ayuda al estudio y tutoría. Ayudamos a los niños, especialmente a los más atrasados, a realizar sus tareas escolares y les ofrecemos refuerzo en matemáticas, inglés, lectura y otras materias. Los alumnos mayores se benefician del uso de computadoras y pasan largos ratos con nosotros. El Centro se convierte para ellos en su segundo hogar. Además, periódicamente damos conferencias a las familias sobre problemas de conducta que muchas veces son el resultado de relaciones familiares conflictivas.
Desde enero de este año, gracias al empeño del Sr Javier Valencia, todos los días hay un tiempo dedicado al deporte. Como es natural, todo lo que tiene que ver con el deporte les gusta mucho y hay algunos niños que están aquí más por el deporte que por los estudios, pero así se benefician de todos los servicios de nuestro programa educativo. El deporte ha ayudado a mejorar la conducta de los niños y jóvenes.
La maestra Dalila Moquete, imparte clases de costura a dos grupos de alumnas que confeccionan nuevos modelos de vestidos, pantalones, blusas y bolsos de encaje. Algunos de estos objetos se los obsequiamos a las esposas de los Benefactores del Centro, como agradecimiento, o sirven para regalar en las bodas y cumpleaños. La Sra. Ofelia Granados se ocupa de las niñas que inician esta actividad enseñando conocimientos sobre agujas, hilos, puntadas de costura, poner botones etc.
Los sábados por la tarde se ofrece también clases de Arte. La Sra. Grace, que nos visitó como voluntaria junto a su esposo Jaime, se ha quedado como profesora y enseña a pintar pintura y hacer manualidades. Los alumnos demuestran gran habilidad y especial interés en aprender.
¿Hay más actividades y cursos que ofrecer?
Sí. Desde hace poco tiempo tenemos un salón grande para teleconferencias provisto de pantalla gigante. Allí se ofrecen clases, impartidas desde México, de Superación Magisterial para nuestros Maestros y voluntarios. Mantenemos comunicación con la Universidad La Salle de Pachuca que ha aceptado estos alumnos como si fueran de su universidad.
Así podemos ofrecer estas clases de Pedagogía orientadas desde la Misión Educativa Lasallista. Así, los maestros pueden aplicar en nuestro mismo Centro los conocimientos y dinámicas que adquieren.
La biblioteca nos sirve como aula para los alumnos mayores. Allí pueden realizan sus trabajos de investigación en las computadoras y también sus tareas escolares. Enseñamos el manejo básico de computadoras a personas que lo necesitan.
Ha hablado de maestros y voluntarios.
Nosotros llevamos casi 18 años funcionando y, sin duda, ha sido gracias a Dios y a muchas personas que trabajan voluntariamente con nosotros. Nos vienen principalmente de Mexico, Peru, Bolivia, USA, Guatemala, Ecuador y Cuba.
Muchos de ellos no fueron lasallista, pero ahora sí lo son.
No todo es estudio, aprendizaje o deporte.
Ciertamente no, a lo largo del año celebramos en el Centro las fiestas religiosas y locales con alegría y gran sentimiento de ser una familia. Gracias a la ayuda de todos, en algunas ocasiones se ofrece comida, se reparten juguetes o se premia a los alumnos con algunos vales para que puedan comprar cosas que necesiten en alguna tienda o negocio de la ciudad. Algunos compran comida para su familia porque sus padres están sin trabajo.
¿Qué relación mantienen con los Hermanos y con los Distritos Lasallistas?
Tal vez el no haber tenido una presencia constante de los Hermanos ha hecho que nuestro Centro no haya crecido todo lo que debía. Pero gracias a Dios, desde hace un par de años contamos con el acompañamiento constante del Hno Adalberto Aranda, el cual nos ha respaldado mucho. Hoy aparecemos en el Calendario del Distrito. Esto nos da un fuerte «sentido de pertenencia» a la Misión Lasallista.
¿Les está afectando de alguna manera la crisis económica?
Se trata de un Centro que funciona gracias a la colaboración de gran número de maestros, voluntarios, padres de familia, organizaciones y benefactores que nos ofrecen desinteresadamente su ayuda personal y económica. Todos ellos hacen que día a día el Centro funcione. Pero este año estamos teniendo una gran caída en las donaciones recibidas.
Estamos por debajo de nuestro presupuesto anual y esto es preocupante porque tendremos que eliminar muchos de nuestros proyectos.
Pasemos a otro tema. Usted es miembro de la Ejecutiva de la UMAEL (Unión Mundial de Antiguos Alumnos)
Sí. En el IV Congreso de Panamá, celebrado en 2007, un miembro de nuestra delegación de Miami me notificó que debía aceptar mi nominación para las elecciones del consejo ejecutivo y yo le dije, “Estás loco”. Cuando los candidatos se presentaron yo no sabía qué decir. Subí a la tribuna encomendándome a Dios Nuestro Señor y a mi papá, que como Lasallista era fuera de serie y dije: «Papi ayúdame». Estaba muy nervioso y yo mismo sentía mi voz como si fuera otra persona. Todos los candidatos habían expresado que ellos habían conocido a La Salle en sus colegios, gracias a algún Hermano. Yo dije textualmente: «Yo, no conocí a La Salle por ningún Hermano, sino por mi papá y mi mamá. Ellos estaban integrados a la Familia Lasallista. Mi papá en los Antiguos Alumnos y mi mamá en la Damas Cooperadoras de La Salle. Así que, antes de nacer, yo ya era Lasallista». Todos comenzaron a reírse y a aplaudir. Poco después me eligieron como miembro del Consejo Ejecutivo sin haberme preparado y sin pensarlo.
¿Nos puede decir algo sobre el recordatorio que cada 25 de mes nos envía, para orar por las vocaciones tanto de Hermanos como de Seglares Lasallistas?
Estoy convencido de que sin vocación no se va a ninguna parte.. Jamás imaginé que tantas personas rezaban esta oración. Honestamente le digo que muchas veces pensé que estaba perdiendo mi tiempo, pero veo que no es así y esto nos da mucho ánimo para seguir enviando esta oración por e-mail cada mes. Los padres de familia y los niños necesitados somos los más afectados por las faltas de vocaciones de Hermanos en algunos países. Invitamos abiertamente a los jóvenes a que reflexionen sobre la llamada del Señor y se pregunten: ¿te has sentido alguna vez llamado por el Señor para dedicarte a los demás? Si tienes inquietud vocacional para el Servicio Educativo de los Pobres…
¡Comparte estas inquietudes con otros jóvenes como tú!
Tenemos que aumentar más este tipo de información; escribir incluso artículos dirigido a padres, abuelos y familiares, para que ellos se conviertan en “convocantes” desde su entorno y fomenten la conciencia vocacional educativa y el voluntariado entre sus propios hijos, nietos y sobrinos.
Todos debemos responder a nuestra vocación y es misión de todos crear la conciencia de la necesidad de la vocación, lo demás lo pone El Señor de los Cielos.
¿Y qué diría a los Hermanos sobre este tema?
Los Hermanos deben vivir su vida y su consagración con entrega total y su misión educativa y evangelizadora con verdadera pasión. Un Hermano cansado, frustrado, amargado… no puede salir a buscar vocaciones, pues nunca las encontrará. Hay crisis de vocaciones, pero creo que también hay crisis de «convocantes»; los Hermanos deben ser todos también «convocantes”. Nosotros no podemos sustituir su labor; Ustedes son únicos.
¿Algo más?
¡Aquí sigo! Cada día metido más y más en este Centro. Le juro que en estos casi 20 años, he tenido muchos problemas, pero créame si le digo que mi «compromiso con El Señor» es más fuerte que todos los problemas que haya tenido o tenga en el futuro. Aquí estoy, hasta que El Señor me mande a buscar. Recuerde que, aparte de todo, soy descendiente de «Gallego» y nosotros somos «tercos» y vamos hasta las últimas consecuencias en todo.
D. José Manuel Dorado es una persona emprendedora, de gran corazón y de profundas convicciones que no se quedan en ideas. Se dedica al mercado textil, pero donde quiera que va deja muy claro que él primero y ante todo es un Lasallista.
“A mí no me gusta llamarme antiguo alumno o exalumno, -dice- pues eso denota una persona que fue y ya no es. Yo me considero «lasallista», pues fui, soy y seré siempre Lasallista”. Ser un Lasallista convencido y comprometido trae siempre como consecuencia el mirarse uno a sí mismo y ver qué puedo hacer por los demás y en qué puedo ser mejor”.
D. José Manuel dice de sí mismo que aprendió del H. Manuel Olivé, -a quien llama su maestro que un Signum Fidei es una manera «honda» de ser un Lasallista de verdad, con una vivencia interior muy profunda y con una proyección hacia los pobres muy definida.
Su historia de compromiso con la Misión Lasallista se inició hace veinte años. “Soy –dice- Signum Fidei y, a pesar de que no hay una comunidad de otros Signum Fidei conmigo, nunca me he apartado del espíritu de esta forma de sociación y vivencia del carisma Lasallista”.
H. Alberto Gómez