“SIGNUM FIDEI: MIRANDO AL FUTURO” Carta nº 5. En la fiesta de San Juan Bautista de La Salle 2017

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“SIGNUM FIDEI: MIRANDO AL FUTURO”

Carta nº 5.  En la fiesta de San Juan Bautista de La Salle 2017

  1. A MODO DE INTRODUCCIÓN:

San Juan Bautista de La Salle nos pide a los Lasalianos ser capaces de «tocar los corazones» tal como él supo «tocar» los corazones de tantos niños, y de tantos maestros, de tantos HERMANOS porque tenía su corazón centrado en Dios, centrado en los primeros Asociados los Hermanos, centrado en la misión de «educar humana y cristianamente a los hijos de los artesanos y de los pobres”.

A ello dirigió todo su esfuerzo, todas sus energías y con ellos se COMPROMETIÓ a la aventura de las «Escuelas Cristianas» intentando en todo momento «Obrar el bien» con una VIDA coherente, dejando que Dios hablara a través de su propia vida y la de los primeros Hermanos, descubriendo en los acontecimientos de su vida cuál era la voluntad de Dios en cada momento y respondiendo hasta las últimas consecuencias con su «Adoro en todo…».

De esta manera engendró toda una nueva vida que ha perdurado y perdura a través de nuestros 300 años de historia, de VIDA. Seguro que también hoy nuestras Fraternidades formarían parte de su atención, seríamos parte de su centro.

Entorno a la celebración en nuestro mundo Lasaliano de la Fiesta de nuestro Santo Fundador, comparto con todas las Fraternidades mi reflexión con una mirada puesta al futuro: en este caso al año 2019 en el que celebraremos el Tricentenario de su muerte, que coincide con nuestros 300 años de vida, y al tiempo el Año de las Vocaciones Lasalianas por mandato de nuestro 45º Capítulo General. Lo hago por medio de preguntas que nos ayuden a reflexionar, discernir y quizás también a actuar.

Mi reflexión quiere partir del lema adoptado para esta celebración y que invito a que personalmente y a nivel de cada Fraternidad Signum Fidei también pueda ser interiorizado.

“DE LA SALLE:  UN CORAZÓN,  UN COMPROMISO, UNA VIDA”

 UN CORAZÓN

Por sobre todas las cosas cuida tu corazón,
porque de él mana la vida. Proverbios 4,23

 La vida consagrada en la Iglesia ha sido y es siempre un relato de gracia para el mundo[1], es una historia de salvación para quienes tienen la suerte de vivir y de beber en las fuentes de cada una de las “familias carismáticas” que el Señor Jesús ha suscitado por medio de su Espíritu.

El inicio de nuestra Familia Lasaliana fue posible gracias a San Juan Bautista de La Salle él fue una persona abierta a la acción del Espíritu de Dios, se dejó “tocar el corazón” por el Señor y, en consecuencia supo dar respuesta a cuanto Él le iba pidiendo a partir de los acontecimientos cotidianos. Su corazón latía al compás del corazón de Dios y de los primeros maestros y Hermanos, al compás de los niños y jóvenes más necesitados de su momento.

El Papa Francisco nos recuerda que “el carisma es una gracia, un don prodigado por Dios Padre, a través la acción del Espíritu Santo. Y es un don que es dado a alguien no porque sea más bueno que los otros o porque se lo haya merecido: es un regalo que Dios le hace para que, con la misma gratuidad y el mismo amor, lo pueda poner al servicio de la entera comunidad, para el bien de todos[2].

El Señor puso sus ojos en nuestro santo Fundador, sabía que su corazón era noble y moldeable por el amor, sabía que vivía apasionadamente su vocación sacerdotal y que estaba dispuesto a escucharle y aceptarle, en definitiva a “adorar” su voluntad. Por eso le tocó en lo más profundo de su ser y le guió para “mover los corazones” de quienes iban caminando con él. Le regaló la gracia de ser el corazón de un nuevo carisma en la Iglesia y para el mundo.

Hoy todos quienes nos sentimos parte de la Familia Lasaliana nos dejamos también “tocar por el Señor” y sentimos la llamada renovada a ser, juntos y por asociación, “corazón, memoria y garantía del carisma lasaliano”. En nuestro Estilo de Vida reconocemos que “hoy podemos decir que la Fraternidad Signum Fidei nació gracias a una nueva visión eclesial y a la vitalidad del carisma Lasaliano. En este sentido, ha sido y sigue siendo un paradigma para los que hoy desean vivir la Asociación Lasaliana”.[3]

Este es nuestro compromiso heredado del pasado, para encarnarlo hoy y posibilitar muchos años más de vida pues “El carisma lasaliano es un don del Espíritu Santo a la Iglesia con miras a la educación humana y cristiana. Los Hermanos comparten gozosos la misma misión con seglares que se identifican y viven el carisma lasaliano. Juntos aseguran la vitalidad de este carisma, suscitando y desarrollando estructuras de animación, de formación y de investigación, donde cada uno pueda profundizar la comprensión de su propia vocación y de la misión lasaliana”[4].

Mirando al futuro nos preguntamos:

¿Reconocemos en San Juan Bautista de La Salle como inspirador de nuestra vocación Lasaliana? ¿Qué importancia damos a nuestro Fundador en nuestra vida personal? ¿Cómo está presente en nuestras fraternidades?

¿Hasta qué punto dejamos que el Señor “toque” nuestros corazones? ¿Permitimos que verdaderamente Él sea el centro de nuestra vida?

¿Cómo puede nuestra fraternidad conseguir una mayor vitalidad? ¿Cómo cuidamos nuestro “corazón espiritual”, nuestra interioridad?

 UN COMPROMISO

 Señor, hazme conocer tus caminos;
muéstrame tus sendas. Salmo 25,4

Efectivamente, toda la vida de San Juan Bautista de La Salle estuvo orientada hacia Dios. Su corazón “tocado por el Señor” le llevó a amarle y a amar, a servirle y a servir. Su vida fue una constante respuesta a cuanto Él le iba suscitando desde la oración y desde la escucha a las necesidades de su entorno sin miedo a “cambiar de rumbo” y reorientar su vida de servicio superando los miedos lógicos al cambio.

Su respuesta a Él le llevó a una vida de compromiso hacia los demás:  “… Dios, que gobierna todas las cosas con sabiduría y suavidad, y que no acostumbra a forzar la inclinación de los hombres, queriendo comprometerme a que tomara por entero el cuidado de las escuelas, lo hizo de manera totalmente imperceptible y en mucho tiempo; de modo que un compromiso me llevaba a otro, sin haberlo previsto en los comienzos”[5].

Con su testimonio fue contagiando poco a poco a otros con quienes fue compartiendo el “espíritu de fe y celo” y creando la Comunidad de las “Escuelas Cristianas” como expresión de su compromiso, de su misión.

  • Aceptó la responsabilidad de acompañar los inicios de las escuelas gratuitas con la mediación de Adrián Nyel.

  • Asumió implicarse en la formación de aquellos primeros “maestros” llenos de buena voluntad pero escasos de recursos pedagógicos convirtiéndose en uno de los pioneros en la fundación de Escuelas para la Formación de Maestros.

  • Transformó la educación de su tiempo con su metodología grupal, estilo participativo, la enseñanza en la propia lengua y poniendo como centro real al alumno.

  • Atendió todas las necesidades educativas no sólo desde las escuelas de primaria sino también con escuelas especiales para jóvenes con condenas judiciales, escuelas técnicas y escuelas secundarias para lenguas modernas, letras y ciencias.

  • Compartió todas sus intuiciones y experiencias pedagógicas no sólo con los Hermanos sino con muchas otros educadores que bebieron de su fuente por medio de las numerosas obras escolares y espirituales nacidas de la experiencia concreta discernida con los Hermanos.

Su compromiso convirtió la educación cristiana en auténtica misión de Iglesia y a los educadores en “ministros de Jesucristo”. Todo orientado a proclamar la Buena Noticia de Jesús y la salvación de los niños y jóvenes.

Él sigue interpelándonos hoy: “¿Habéis pensado alguna vez en el compromiso que habéis contraído al encargaros de aquellos que Dios os encomienda, para corresponder a Él? ¿Tenéis tanto cuidado de su salvación como de la propia vuestra? Para procurársela, no sólo debéis poner en ello todo vuestro empeño, sino dedicar toda vuestra vida y toda vuestra persona”[6]

Su compromiso le llevó a descubrir “la dignidad y la grandeza del compromiso educativo y de la preocupación por los jóvenes, especialmente los pobres”[7] y a transmitírnoslo a través de los años, de estos 300 años de VIDA.

El espíritu de nuestro Fundador sigue vivo en nosotros y nos empuja a actualizarlo hoy, a vivir comprometidos en responder a las necesidades de tantos niños, jóvenes y adultos que siguen necesitado de “salvación” y a actualizar nuestro carisma compartido porque “Hoy, los Hermanos continúan la misión lasaliana compartiéndola con hombres y mujeres que reconocen la importancia del carisma lasaliano”[8].

Afirmamos que “Todo Signum Fidei hace suyas las características básicas de la Asociación Lasaliana:

a) Una vocación a vivir de acuerdo con el carisma de San Juan Bautista de La Salle y sus valores;

b) Una vida de fe que descubre a Dios en la realidad, a la luz de la Escritura y para las personas de otras religiones según sus propios textos sagrados;

c) Una experiencia comunitaria, vivida de diferentes formas y acorde con la identidad de cada uno;

d) Una misión que asocia en el servicio de los pobres y que implica una cierta duración; e) Una apertura universal que abre a dimensiones que superan lo personal y la realidad local”.[9]

Mirando a nuestro futuro nos preguntamos:

 ¿Cómo cuidamos nuestra vocación? ¿Vivimos de acuerdo con el carisma lasaliano?

¿Descubrimos el rostro de Dios en la realidad concreta de nuestra vida?¿Con los ojos de la fe?

¿Cómo es nuestra vida fraterna?¿Qué deberíamos cuidar con más esmero?

¿Cuál es nuestra misión? ¿Cómo la expresamos? ¿Son los pobres los primeros para nosotros?

¿Qué nuevos retos tenemos planteados de cara a un futuro inmediato en cuanto a servicio a los pobres?

¿De qué manera me siento parte de la Familia Lasaliana?

UNA VIDA

El que encuentre su vida, la perderá, y el que la pierda por mi causa, la encontrará. Mt 10,39

Un corazón comprometido sólo es posible desde una vida llena, con sentido, en constante búsqueda, capaz de superar contradicciones e incoherencias porque se sabe en la manos de Dios.

Nuestro Fundador vivió en, con y para Dios. Una vida centrada en lo importante, en lo esencial: “Durante esta vida, no debéis preocuparos sino por conseguir que Dios reine por la gracia y por la plenitud de su amor en vuestro corazón”[10] nos escribe apuntando a lo que debe ser lo más fundamental y que da sentido a cuanto hacemos y somos. Su vida nos interroga hoy más que nunca cuando, consciente o inconscientemente, vivimos tan alejados de Dios.

No es fácil hoy vivir una vida coherente en nuestro mundo  pero tampoco lo fue en el suyo. No fue fácil para él dejar su casa para irse a vivir con los maestros. Tampoco lo fue abandonar su canonjía y repartir todos sus bienes entre los pobres. ¡Todos! Ni cuando experimentó el abandono, el engaño, la traición o la incomprensión. Sin embargo su vida, nos habla de superación, de lucha, de esperanza, de posibilidades y dejarse moldear como arcilla puesta en manos del alfarero. Nada de ello hubiera sido posible de no estar convencido de que “No estamos en este mundo sino para amar a Dios”[11] y cuando amamos al Señor de corazón y vivimos comprometidos con la misión que Él pone en nuestras manos ¡nada es imposible!

Desde su experiencia espiritual, desde su vida cotidiana podemos entender cuando escribe aquello de  “Así hay que nacer a la vida espiritual: despojado y desnudo del todo”[12] y ello torpedea nuestro pensamiento pues vivimos en un mundo donde lo valorado está más en el tener que en el ser y nos olvidamos, con frecuencia, la visión de nuestro Fundador al decirnos: “Porque, así como en la otra vida ha de ser de Dios el término y el fin de vuestras acciones, así debe serlo también ya en esta vida”.[13]

Estamos convencidos de que “el Signum Fidei se inspira en el itinerario de San Juan Bautista de La Salle, integrando aquellos elementos que dan unidad a su vida: el seguimiento de Jesús, la pertenencia a una comunidad y el compromiso en la misión: Fe, Comunidad y Servicio”.[14] Son las tres dimensiones que debemos cuidar en nuestra vida y haciéndolo de forma integral. Ciertamente en cada momento de nuestra vida tendremos que adaptarnos a las posibilidades pues diferentes son las circunstancias pero ninguna de ella es renunciable para ningún lasaliano y menos para un Signum Fidei.

Viene a mi mente una canción de Bob Marley que dice: “abre tus ojos, mira dentro. ¿Estás satisfecho con la vida que estás viviendo? Ojalá nuestra respuesta sea ¡Sí!

Mirando al futuro nos preguntamos:

¿Cómo es nuestra vida? ¿Testimoniamos en hechos lo que dicen nuestras palabras?

¿Cuidamos las tres dimensiones constitutivas de nuestra vocación Lasaliana?

¿Es Dios quien inspira nuestras acciones, nuestras decisiones?

¿Qué elementos de nuestra vida deberíamos cuidar más y/o mejor?

¿Cómo promovemos nuestra vocación como Signum Fidei? ¿Y las demás vocaciones Lasalianas?

A MODO DE CONCLUSIÓN

Estimados hermanos y hermanas: invito a preparar a nivel de cada Fraternidad y colaborar con los demás Lasalianos y Lasalianas en cuantos eventos se organicen en vuestro entorno.

Que vivamos con pasión nuestra vocación Lasaliana, es decir, con alegría y entrega puesto que ello será sin duda mediación para que otros se sientan interpelados por ella y decidan también seguirla.

Estamos todos llamados a renovarnos siempre. En la medida que esa renovación sea efectiva, nos permitirá seguir cultivando y enriqueciendo con mayor profundidad nuestra común vocación Lasaliana.

He podido en este tiempo transcurrido desde la última carta comprobar la vida y el compromiso de nuestras Fraternidades de Madagascar. En ellas he encontrado muchos signos de vida, muchos deseos de seguir caminando y por supuesto, muchos retos de quienes son conocedores de lo mucho que queda aún por mejorar. A ello os animo con todo cariño unidos a todos los demás Signum Fidei del mundo, a todos los Hermanos y lasalianos.

Rafa Matas.- Consejero General.

Notas a pie de página
[1]Cf Identidad y misión del religioso Hermano. Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica. 2015  [2](Papa Francisco. Audiencia General 1 de octubre de 2014) [3]Estilo de Vida. Nuestros Orígenes. [4]R 19 [5]MSO 6 [6]MF 137,3,2 [7] Cf R 11 [8]R 13 [9]Estilo de Vida, 4 [10]MD 67,1,1 [11]MF 90,1,1 [12]MF 86,1,2 [13]MD 75,3,2 [14]Estilo de Vida, 14

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