“SIGNUM FIDEI: CONSTRUIR PUENTES”

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“SIGNUM FIDEI: CONSTRUIR PUENTES”

Carta nº 4. Cuaresma 2017

  1. INTRODUCCIÓN:

Nuestro mundo necesita hoy más que nunca personas capaces de construir puentes y no muros. Los cristianos especialmente deberíamos hacer un mayor esfuerzo en este empeño. En nuestras Fraternidades nos comprometemos aestablecer “lazos de comunión, amistad y afecto…” (Cf Estilo de Vida,31) ¿Es realmente así?

Nuestro santo Fundador, San Juan Bautista de La Salle, nos ofrece en sus escritos la clave fundamental para que nuestras fraternidades sean verdaderamente un lugar de encuentro y no sólo un grupo de lasalianos y lasalianas que se reúnen sin más.

En su meditaciones encontramos una insistencia para que los Hermanos vivieran el don de la unidad. De entre ellas destaco una muy conocida y que podemos fácilmente aplicarla a cada uno de nosotros y a cada una de nuestras Fraternidades.: “Puesto que Dios os ha concedido la gracia de llamaros a vivir en comunidad, no hay nada que debáis pedirle con mayor insistencia que esta unión de espíritu y de corazón con vuestros Hermanos; pues sólo a través de esta unión alcanzaréis la paz que debe constituir toda la dicha de vuestra vida. Instad, pues, al Dios de los corazones, que del vuestro y del de vuestros Hermanos forme uno solo en el de Jesús” MD 39,3,2.

Efectivamente conseguir que entre todos los miembros de cada Fraternidad existan realmente esa unidad de “espíritu y corazón” es una tarea que requiere la voluntad de querer aunar nuestros corazones, de reconocer que Dios habita en el otro y por tanto, da sentido el que JUNTOS y por ASOCIACIÓN aunamos nuestras voces y nuestra vida entorno a su PALABRA, en torno a su PAN y podamos proclamar la oración que nos constituye en hijos de Dios y hermanos unos de otros: el PADRENUESTRO o dicho con palabras del Papa Francisco: “… este Padre que nos da precisamente la identidad de hijos. Y cuando digo ‘Padre’ llego hasta las raíces de mi identidad: mi identidad cristianas es ser hijo y ésta es una gracia del Espíritu” (16.06.2016).

 

  1. UN PUNTO DE ENCUENTRO FRÁGIL:

Hemos de reconocerlo. Vivir en la unidad desde la fragilidad no es tarea fácil.

Sí, frágil porque frágil es nuestra condición humana. No deben asustarnos ni nuestras limitaciones ni incluso nuestras incoherencias. ¡Somos personas!

Toda persona se va construyendo a base de tiempo, necesita experimentar la paciencia y saberse “vasija de barro” en las manos de Dios pues ”…tenemos este tesoro en vasijas de barro para que se vea que tan sublime poder viene de Dios y no de nosotros. Nos vemos atribulados en todo, pero no abatidos; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruidos…” (2Cor 4,7-10).

Reconocernos frágiles y necesitados de “salvación” nos aleja de la prepotencia y de la autorreferencialidad a lo que el Papa Francisco señala como peligro: «peligro de una Iglesia gnóstica y de una Iglesia autorreferencial, cerrada en su recinto» pero  necesitamos abandonarnos en las manos del Espíritu que es quien «impulsa a abrir las puertas para salir, anunciar y dar testimonio de la bondad del Evangelio» (10.05.2013) para vivir realmente disponibles a construir lazos, a crear unidad y ser testimonio de comunión. En definitiva, puentes que facilitan y no muros que obstaculizan.

Jesús se encarnó para nuestra propia salvación, la de cada uno y la de toda la humanidad porque nos ama. Ha puesto en nuestras manos su propia Palabra, su propio Cuerpo y el don de su Espíritu Santo, sin embargo nuestra fragilidad nos hace olvidar a menudo la necesidad que tenemos todos de salvación y de no caer en las muchas tentaciones que tenemos.

Entre ellas, destaco la de quedarnos encerrados en nosotros mismos, la de creernos “perfectos”, la de no sentir la necesidad de los demás, la de olvidarnos que “Jesús es para los Signum Fidei el Camino, la Verdad y la Vida y le siguen como discípulos a su Maestro. En Jesús ven revelado el rostro paterno/materno de un Dios encarnado que ama apasionadamente la humanidad” (Estilo de Vida, 40).

No construimos puentes si no empezamos por “reconstruir” los propios puentes personales dañados. Necesitamos sanar nuestras propias heridas, perdonarnos a nosotros mismos y perdonar a los demás. Reconocer nuestras fragilidades, intentar superarlas en la medida de nuestras posibilidades y procurar que éstas no impidan el crecimiento de nuestra Fraternidad es una misión que debemos cuidar con esmero.

En esta Cuaresma bien puede ayudarnos el compartir en Fraternidad la respuesta a la pregunta que nos dirige San Juan Bautista de La Salle: “¿No os produce sonrojo que Jesucristo haya deseado tanto vuestra salvación y que siga deseándola todavía hoy con tanta vehemencia, y que vosotros correspondáis tan mal a tan ardiente deseo?” MD 25,2,2

3._ FRÁGIL PERO NO IMPOSIBLE:

Podríamos pensar que la unidad en la que se fundamenta todo puente es imposible dada la diversidad que existe en nuestro mundo, en nuestra Iglesia, en nuestras Fraternidades… en el mismo Instituto de los Hermanos. 

Hay un texto del Papa Francisco que me ayuda mucho a entender las posibilidades que se nos abren como Signum Fidei. Lo comparto. El Papa nos advierte que el espíritu Santo «aparentemente, crea desorden en el Iglesia, porque produce diversidad de carismas, de dones; sin embargo, bajo su acción, todo esto es una gran riqueza, porque el Espíritu Santo es el Espíritu de unidad, que no significa uniformidad, sino reconducir todo a la armonía» e insiste, «en la Iglesia, la armonía la hace el Espíritu Santo» porque «sólo Él puede suscitar la diversidad, la pluralidad, la multiplicidad y, al mismo tiempo unidad” (19.05.2013).

Me pregunto ¿cómo podemos ser nosotros hombres y mujeres de unidad? Comparto, entre otros, TRES aspectos que considero interesantes para esta nueva Cuaresma.

1º Vivir la llamada como DON de Dios. Nuestra vocación lasaliana es respuesta a su llamada y nos pone en el camino y en la posibilidad de vivir unidos a todos los bautizados pues la “vocación Signum Fidei es un don de Dios. Nace de la llamada universal de todo bautizado a la santidad y se alimenta de la espiritualidad Lasaliana”(Estilo de Vida, 11). Me pregunto si somos conscientes de esta realidad, de este regalo personal que el Señor nos ha hecho a cada uno. Me pregunto si nuestra respuesta nos ayuda a sentirnos de verdad miembros del Pueblo de Dios y, dentro de él, de nuestra Familia Lasaliana. ¿Nos sentimos unidos unos a otros independientemente del lugar en el que vivimos y de la Fraternidad a la que permanecemos? Pues, con palabras del Papa Francisco “nadie es llamado exclusivamente para una región, ni para un grupo o movimiento eclesial, sino al servicio de la Iglesia y del mundo” (07.12.2015).

2º. Vivir abiertos a los demás. No nos llama Dios a vivir en solitario y para nosotros mismos. Lo hace para una misión. No podemos olvidar que “el ejemplo del testimonio personal y comunitario y la atención a los más necesitados son la primera invitación para que nuevos miembros se sientan atraídos a la Comunidad” (Estilo de Vida,15). Me pregunto si vivimos nuestra misión como verdadero puente entre Dios y la humanidad, si nuestro testimonio personal y en fraternidad es reflejo del amor de Dios para todos. ¿Nos sentimos realmente llamados a servir a los demás?. En la presentación que hizo el H. Álvaro Rodríguez de nuestro estilo de Vida escribía “El Papa Francisco nos ha invitado a no tener miedo a la bondad y a la ternura, a tocar la carne de Cristo en los pobres, a no vivir encerrados en una espiritualidad individualista sino a salir a las periferias existenciales de la vida, a creer en un Dios misericordioso que siempre nos perdona. Creo que todos podemos percibir ecos lasallistas en estas invitaciones” (Presentación del Estilo de Vida). Sin duda construimos puentes si vivimos desde estas actitudes.

 3º. Vivir centrados en lo importante. Y una sola cosa es importante. Lucas nos lo recuerda “Respondiendo el Señor, le dijo: Marta, Marta, tú estás preocupada y molesta por tantas cosas; pero una sola cosa es necesaria, y María ha escogido la parte buena, la cual no le será quitada” (Lc 10,41-42). “Todos los carismas en la Iglesia deben ser «descentrados»: en el centro está sólo el Señor” (07.03.2015) afirma el Papa Francisco. Me pregunto si realmente el Señor nuestro Dios ocupa realmente el centro de nuestra vida. Recordamos que “El Signum Fidei lo vive según su propia identidad seglar en el corazón del mundo, haciendo suyo el deseo de San Pablo: “Que Cristo habite por la fe en vuestros corazones” (Estilo de Vida, 7). ¿vivimos centrados en el SEÑOR?

4._ Y EXISTEN YA PUENTES:

La necesidad de conversión a la unidad para construir puentes de comunión se puede ver reforzada en esta Cuaresma puesto que “El Signum Fidei examina frecuentemente sus acciones, reconoce sus limitaciones con humildad y busca la reconciliación con sus hermanos y con Dios a través de la corrección fraterna y del sacramento del Perdón” (estilo de Vida, 44) pero también bueno es recordar que existen ya puentes que se están construyendo por medio de muchas vidas y fraternidades.

1.- Mi agradecimiento a quienes he podido conocer y compartir. A lo largo de estos meses he podido conocer y experimentar lo mucho de positivo que hay en nuestras Fraternidades Signum Fidei. Me he encontrado con hombres y mujeres ilusionados y comprometidos. Los he visto en Chile, en Centroamérica, en España, en Italia, en Egipto, en el Líbano… y seguro que en los próximos meses seguiré comprobando esta realidad en muchos otros lugares. Vivamos esa “apertura universal que abre a dimensiones que superan lo personal y la realidad local” (Estilo de Vida, 4).

2.- Mi agradecimiento por el testimonio de fidelidad. Muchos Signum Fidei viven en fidelidad su llamada. Un recuerdo especial para Olga BEENS de Bélgica Sur que, junto a su marido Jean, fueron de los primeros Signum Fidei que se comprometieron e iniciaron el camino compartido de nuestro carisma lasaliano. Olga ha sido llamada a la Casa del Padre y ya goza junto a su esposo de la paz bien merecida. Nuestra oración de agradecimiento al Señor por ello y por tantos Signum Fidei con quiénes seguro forman ya la Fraternidad definitiva junto al Señor. Seguro que ellos son buenos mediadores, buenos “puentes” entre nosotros y el Señor.

3.- Mi agradecimiento por las nuevas fraternidades que a lo largo de estos meses han iniciado su camino en RELAF y RELAL. Un signo de vitalidad y de esperanza. Nuestro compromiso en revitalizar nuestras Fraternidades Signum Fidei es responsabilidad de todos pues “Todo Signum Fidei asume la responsabilidad de invitar a otros a adherirse a la Fraternidad como una forma de vivir su vocación” (Estilo de Vida, 15).

  1. FIN

En definitiva, si quien nos une es Dios ninguna dificultad podrá en nuestro deseo de contribuir a la construcción de verdaderos puentes fundamentados en el amor. Ello será posible si somos capaces de “leer los acontecimientos de la vida con ojos de fe, a hacer todas las cosas con la mirada puesta en Dios, a atribuirlo todo a Dios y a reconocer el rostro de Jesús en cada persona” (Estilo de Vida, 8).

Invito a todas las Fraternidades a leer juntos esta carta y realizar el ejercicio que nos propone el Papa Francisco: «Construir puentes: ¿Saben cuál es el primer puente a construir? Un puente que podemos realizarlo aquí y ahora: estrecharnos la mano, darnos la mano. Anímense, hagan ahora, aquí, ese puente primordial, y dense la mano»(06.05.2016)

H Rafa Matas

Consejero General

 

Fraternidad Signum Fidei