CARTA DE HERMANOS (1)

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hno. Juan

CARTA DE HERMANOS

 

«La única herencia que nos ha dejado Jesús es ser servidores los unos de los otros»  (Papa Francisco)

Sevilla, 20 de Abril de 2.014

Queridos hermanos, asociados seglares y amigos lasalianos:

Hace unos días, el Papa Francisco nos dejaba esta reflexión que enmarca nuestra comunicación de Pascua. La escena del lavatorio de los pies (Jn 13, 1-15) condensa el mensaje de la vida del cristiano: Una vida puesta a los pies de todos, entregada a favor de todos. Así vivió Jesús, y así se justifica su muerte. El servicio a los hermanos y hermanas – «arrodillados a sus pies»- define la vida y la misión de todo seguidor de Jesús, el Cristo: «No hay amor más grande que dar la vida por los amigos…» (Jn 15, 9-17)

Esta es la herencia -y el regalo- que nos ha dejado Jesús. Somos herederos de un proyecto que se gesta en el encuentro con los hermanos y hermanas, en el servicio callado y arrodillado a los más necesitados de nuestro mundo.

En estos días pascuales, el Resucitado nos invitará a volver a Galilea (cf. Mt 28, 1-10), lugar donde fluye nuestra cotidianidad y donde se manifiesta su Espíritu. Allí lo encontraremos; allí nos sentiremos encontrados por Él. ¡Jesús vive para siempre! No lo busquemos donde no hay vida. Todo comenzó en Galilea y Él va por delante de nosotros. Escuchemos su voz; vayamos tras sus huellas; nos sigue llamando a vivir la alegría de su Palabra y su vida.

Hermanos y hermanas: Os invito a expresar nuestra fe vivida en clave pascual… Y decir que Aquel a quien buscamos, y que profesamos, Jesús de Nazaret, HA RESUCITADO, está vivo, y nos acompaña en nuestro caminar. Dejémonos tocar, intimar, encontrar por Él. Este es el salto que hemos de dar en nuestras vidas, en este camino hacia nuestro Emaús: Dejar la pesadumbre de los recuerdos y las nostalgias ante un sepulcro vacío, que añoran las búsquedas de unos tiempos pasados que nos dan seguridad y estabilidad, y abrirnos a la experiencia del Resucitado que nos lanza hacia adelante -nos hace correr-, nos narra la historia de Dios en el camino de ida y nos desvela su Presencia en la mesa compartida. La alegría del Encuentro y de su Palabra fortalecen nuestros pasos en el camino de vuelta.

Sí, Jesús ha resucitado, y esta ha de ser la noticia que abra nuestros ojos y encienda nuestros corazones. Salgamos a los caminos y anunciemos la alegría que sostiene nuestra fe: Jesús ha resucitado. Es posible vivir de otra forma, es posible otro mundo. Somos voceros y testigos de su resurrección. Todo tiene sentido. Nuestro mundo necesita hermanos y hermanas que se arrodillen para lavar los pies cansados, encadenados y maltratados que yacen allí en las alambradas, en los desembarcos o en las calles y en las filas del paro…
Somos la voz, el rostro y el corazón de los indefensos, en sus luchas y en sus cansancios, para gritar que “¡No nos dejemos robar la esperanza!” (EG, 86) Esta es la mirada del Resucitado.

Junto a mi estrecha y fraterna felicitación pascual, os quiero ofrecer dos puntos para nuestra reflexión personal y comunitaria.

En un primer momento, el Tiempo de Retiro anual que hemos tenido antes y durante la Semana Santa. Un retiro que hemos realizado como Distrito, y que nos ha proporcionado un tiempo privilegiado para encontrarnos con nosotros mismos y con el Dios de nuestras vidas, en el silencio y en la soledad, en la oración y en la celebración… Un tiempo y un espacio, también, elegidos para encontrarnos como Hermanos de diferentes realidades comunitarias para orar y compartir nuestras historias de fraternidad a la luz de la única Palabra. Es una gran riqueza y una excelente oportunidad para fortalecer nuestro sentido de pertenencia y, asimismo, otear juntos un horizonte común lleno de nueva vida. Gracias.

Y, en segundo lugar, estamos a las puertas de la celebración del 45º Capítulo General. El martes, día 22 de abril, iniciaremos la Asamblea que, como Comunidad internacional, invocará y discernirá la PALABRA común que nos animará y acompañará durante los próximos siete años, así como la confirmación de la expresión de vida que narramos en el borrador de la Regla. Juntos, hemos realizado un camino muy fructífero y estrecho, con un genuino sabor fraterno que nos iluminará en la reflexión e intuiciones capitulares. Sólo nos queda invocar al Espíritu, que sea Él quien sople y nos susurre el querer de Dios en su Obra, que es también la nuestra.

Una petición obligada: Orad por los Hermanos Capitulares, y pedid al Buen Padre Dios, por medio de su Hijo, en común unión con su Espíritu, que nos alumbre el fuego y la alegría de su Palabra, nos reconforte y sostenga la unión de corazones, y nos abra a la novedad siempre desafiante de su Promesa: Que todos se salven (cf. 1Tm 2, 4-6; o MTR 193)

Contad con mis oraciones y, en la distancia, con mi fraternidad cercana. Si hubiera alguna urgencia que requiera mi palabra, no dudéis en comunicarse conmigo, o, si lo preferís, están a vuestra disposición los Hermanos del Equipo de Animación.

Hermanos y amigos: Es tiempo para volver a nuestra Galilea y seamos testigos
elocuentes y audaces de su Presencia sanadora. Que seamos parábolas y milagros que cuenten la posibilidad de una Nueva Humanidad, porque Él está con nosotros y nosotros con Él.

Felices pascuas a todos.

Un saludo fraterno, en unión de corazones y oraciones

H. Juan González Cabrerizo
Visitador Auxiliar Distrito ARLEP
Sector Andalucía

Fraternidad Signum Fidei